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“Estilo italiano»

Si tuviéramos que vestirnos por la mañana y del armario tomásemos un traje concreto ¿qué características definirían nuestra ropa de creativos? Resultaría difícil que nuestro atuendo no contuviera alguno de estos elementos:

 

Nos hemos de mostrar apasionados. Se trata de colocarnos nuestro mejor perfume y salir a comernos el mundo. Fuera hay vida y posibilidades, se necesita un atractivo especial a prueba de fracasos porque hemos de creer en lo que hacemos (¿sino para qué lo hacemos?). La pasión es aquello con lo que vas a convencer a tus trabajadores y a tus clientes para que te sigan incondicionalmente. Sin pasión no florece nada.

 

No marchemos excesivamente sobrecargados. La sencillez es un estilo ideal para tener clara la diferencia entre valor y no valor y con ella alcanzar pistas creativas interesantes. Piensa sencillo pero siempre con la mente clara en detectar los chispazos creativos que acabarán poniendo en marcha una idea.

 

Retémonos a diario, y también a nuestros trabajadores y proveedores, con metas específicas y medibles, en plazos y objetivos, fijando siempre el interés en el cliente. ¿Qué idea original puede surgir hoy?

 

Tengamos presente que debemos huir del despilfarro como de la peste, analizando si nos movemos en procesos que tienen alta utilidad y en caso contrario llevar a cabo una corrección inmediata. La creatividad conlleva un ejercicio continuo de optimización.

 

Los clientes son las gafas de sol que nos hacen no perder el rumbo. Miremos a donde miremos no podemos abandonar esa perspectiva. La razón de ser de un día más creativo son nuestros clientes.

 

En todo momento hemos de tratar a las personas con las que nos encontremos con respeto y dignidad, mostrando confianza natural y admiración por todo su potencial, respetando la diversidad y su propia creatividad. Con las personas nos comunicaremos sinceramente, en una actitud de empatía pero sin dejar jamás de trasladarles nuestras propias convicciones.

 

Es necesario que nos vean congruentes, que nuestros actos y palabras no lleven a engaño; el mejor camino para esperar algo de alguien es que ésta tenga la seguridad de saber que no se mueve en un terreno pantanoso.

 

En concreto hemos de sacar una hora al día para una formación exigente que mejore significativamente el dominio en nuestro campo. Puede ser una lectura, una charla, un curso de capacitación, pero hemos de tenerlo presente en nuestra dieta diaria. Nuestro reto es dominar y mejorar continuamente nuestro foco de calidad para alcanzar, a la menor conexión, oportunidades creativas únicas.

 

Resulta necesario que hoy tengamos tiempo para nosotros por una sencilla razón, salgamos al encuentro de la satisfacción personal en nuestras aficiones. Tenemos derecho a ello y por otro lado genera la necesaria «desconexión creativa» para dejar que nuestro cerebro siga trabajando eficazmente por nosotros.

 

Seguramente con estos complementos saldremos bien pertrechados a la calle… creativamente.