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Las cuatro obsesiones de la innovación

 

El caudal de creatividad que deseamos gestionar en nuestro empresa viene determinada por el tipo de innovación que seamos capaces de asumir en nuestro modelo de negocio, ya que «la manera de innovar determina la innovación».

 

Proposición de valor: la respuesta satisfactoria que ofrecemos a nuestros clientes. Qué solución estamos ofreciendo al mercado.

Cadena de valor: las fases del proceso o desarrollo de actividades para conseguir valor. Cómo se crea y se entrega al mercado.

Cliente objetivo: quién se beneficiará de la propuesta de valor y «pagará» por ella. A quién se entrega el producto o servicio.

Producto o servicio: en qué nuevo formato aportamos una solución. Es decir, el cambio en un producto o servicio que una empresa ofrece en el mercado.

Tecnologías del proceso: aquellas partes integrales en la elaboración del producto y de la entrega del servicio que variándolas mejoran aspectos como la reducción del    precio, una mayor calidad, etc. en beneficio directo del producto o del servicio.

Tecnología aplicada: la manera en que la tecnología beneficia a la propia organización y no al producto o servicio. Por ejemplo, mejoras significativas en la cadena de producción o distribución.

 

El espacio o los espacios de los seis sobre el que actuaremos, el cómo actuemos y en qué nivel, determinará nuestra apuesta creativa para incidir sobre un tipo de innovación incremental o disruptiva.

 

El conocimiento de nuestra empresa ha de venir ligada a un control de cuatro niveles, lo que yo llamo «las cuatro obsesiones de la innovación».

– Nuestro compromiso con el largo plazo. No tanto como visión sino como misión. La obsesión por el compromiso por el cliente.

– Los procesos de la empresa y su tendencia permanente a redirigirlos permanentemente a la búsqueda de resultados correctos. La obsesión por medir y por la calidad continua.

– El desarrollo del personal y los asociados. La obsesión por dejar de ser el centro del universo.

– La resolución continua de problemas como aprendizaje continuo. La obsesión por el foco y el detalle.