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Hemos de aprender a «sacar ventaja de la pérdida»

Hoy deseo iniciar una serie de comentarios que pueden ser útiles en nuestra actividad empresarial o emprendedora a la hora de crear un entorno propicio para estimular y potenciar la creatividad, y en la gran mayoría de los casos, responden a estrategias o soluciones que han tenido éxito o, me atrevería a decir, suponen retos ineludibles para ser más competitivos.

 

La situación actual ha hecho que nos replanteemos muchos de los parámetros tradicionales y empezar a manejar una herramienta un tanto desaprovechada como es la creatividad. Me parece muy coherentes las opiniones de Umair Haque (Director de Hava Media Labs); en este sentido, os expongo un nuevo escenario que propone para diseñar nuestra oferta al mercado: «sacar ventaja de la pérdida».

 

Es importante dimensionar nuestros productos o servicios más allá, en el mejor de los casos, de la eficiencia operativa de nuestras empresas para entrar de lleno en un escenario en el cual nuestra oferta a los clientes no termina en la puesta a disposición de aquellos o en un agradable servicio posventa, debemos de dimensionar nuestra estrategia empresarial en toda la amplitud del ciclo de vida de nuestro producto o servicio. En esos nuevos espacios que se abren existen huecos de oportunidades asombrosas.

 

Si hasta la fecha el valor económico en muchos casos se producía cargando los costes a la sociedad (mayor contaminación, productos con escasa calidad…) el crecimiento económico de las empresas estará ligado a ofrecer servicios más auténticos, sostenibles y sustanciales en términos humanos, aprovechar esos costes que hasta ahora parecían irremediables pérdidas para convertirlos en valor.

 

Esta perspectiva obliga a repensar nuestras empresas y pasar de una estructura basada en cadenas de valor (el producto o el servicio termina en un momento concreto) a una estructura basada en ciclos de valor (aprovechar el valor que nuestro producto nos aporta al terminar su sentido productivo). La producción deja de ser una producción en línea para convertirse una producción circular. Por lo cual es necesario conocer el verdadero coste social, humano y medioambiental de los productos, reducir los tiempos y los espacios en aspectos clave como la producción y el consumo, y tener muy claro hacia donde está girando en cada momento nuestro valor como empresa ¿de la oferta a la demanda o de la demanda a la oferta?

 

Esta relectura de nuestra actividad empresarial genera un nuevo escenario creativo: mercados más cercanos que minimizan costes, empresarios y mano de obra más implicada en su realidad social, en su definición de futuro del territorio… En definitiva, un paso social y creativamente competitivo.