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“Un buen comienzo creativo: el haz de luz de los hábitos”

“Un buen comienzo creativo: el haz de luz de los hábitos”

Hace un par de meses ya hablé de la importancia del hábito en los modelos de negocio. Hoy me gustaría ahondar un poco más en este concepto dada su importancia. Un hábito – recordando el post del 18 de febrero “Comprando creatividad en el mercado de hábitos” – en palabras de Charles Duhigg es “un pensamiento, una emoción o una rutina preexistente, conocidos o no por el propio individuo, que le predisponen a repetir una acción”. Cuando me levanto por las mañanas y delante del ordenador abro casi instintivamente un navegador concreto estoy movido por un hábito, cuando tengo en mente acudir a un lugar y decido tomar un transporte público determinado o aprovechar una aplicación de moda en la web estoy movido por un hábito, cuando buscando cumplir el compromiso de inicio de cada año deseo comenzar a hacer deporte y actualizo mi fondo de armario adquiriendo unas zapatillas deportivas estoy movido por un hábito, cuando un pequeño sonido me hace volver mis ojos inmediatamente a mi móvil para buscar el contenido de un mensaje recién llegado estoy siendo movido por un hábito, cuando aburrido doy al play de un vídeo juego para vivir nuevas experiencias estoy movido por un hábito. Las manecillas de nuestros relojes cada día avanzan dando respuestas a antiguos y enraizados hábitos y no tienen ningún viso de detenerse en este sentido, en el mejor de los casos, tal vez se aplicarán llegado el caso en atender a nuevos hábitos.

 

¿Qué hay detrás de la acción concreta de un individuo en búsqueda de expectativas y experiencias a través de un hábito? No se trata de descubrir tanto qué quiere sino qué le mueve.

 

Me gustaría traer a colación una frase conocida de Henry Ford para que descubramos la importancia del hábito en el diseño de los productos y servicios, más valiosa aun que el diseño de la propia expectativa o experiencia que hemos de generar en nuestros clientes y que por lo general tendemos a buscar desde un primer momento: «si le hubiera preguntado a mi cliente que es lo que querría me hubiera dicho un caballo más rápido». El cliente “creía” querer – expectativa – un caballo para marchar más rápido, lo que realmente quería – su hábito – era precisamente moverse con mayor celeridad porque lo hacía frecuentemente. Ahí le tendió sus atractivas y adhesivas redes Henry Ford, pensando en términos de hábito y dándole un giro gracias al poder de la tecnología en este caso. Esta centralidad a la hora de fijar nuestra estrategia de definición del producto o servicio en el hábito ofrece vías únicas para adentrarse en la disrupción. Es lo que yo, y en este caso nos viene al pelo, llamo fijar el haz de luz del hábito: la iluminación de los faros de nuestro coche que no solo alcanzan al individuo que encontramos en mitad de la carretera, sino que irradian más allá, hacia el fondo de la misma. Ahí encontramos un escenario disruptivo único. Por lo tanto pregúntate: ¿Qué te está queriendo decir ese hábito? ¿Qué sentimientos esconde? ¿Qué hay más allá de él?

 

 Los hábitos son elementos claves en nuestros modelos de negocio. Exigen nuestra plena atención no solo en la fase de diseño de nuestra solución sino a lo largo de su desarrollo y siempre que pretendamos mejorarla por lo que es esencial atender a dichos parámetros continuamente. Si un hábito sufre un cambio significativo y no hemos sido capaces de percibirlo nuestra solución puede estar herida de muerte. El hecho de que los hábitos interactúen como nodos, como enlaces interconectados con una solución integrada, exige ampliar el campo de visión a todos aquellos que inciden en una respuesta. Por otro lado, el hábito garantiza una base sólida sobre la que edificar nuestra propuesta de valor así como el canal principal para garantizar la fidelidad de nuestros clientes y, de una manera significativa, en la constitución de comunidades de los llamados “clientes evangelistas”.

 

Resulta muy llamativo descubrir que pese a la centralidad y el poder de anclaje de los mismos en las personas son pocas las entidades que procuran un conocimiento profundo del hábito o hábitos asociados a sus productos o servicios. Están cerrando las puertas a numerosas oportunidades.