La filosofía Lean se asienta en cuadro grandes columnas temáticas y 14 principios básicos. Estos elementos constituyen un modelo de pensar y actuar sólido y seguro.
No olvidemos que la finalidad de estos consejos es identificar un escenario ideal para generar un entorno propicio a dar cabida al capital creativo en las empresas… y nada como los sistema Lean.
La primera gran columna que contiene a su vez un solo principio es probablemente la piedra angular del éxito de las empresas y, en concreto, de la auténtica implantación de la creatividad. Traducen la visión que asume la empresa (por lo general la visión conlleva un objetivo social alejado de cualquier trasfondo económico como puede ser la contribución de los productos al bienestar de la sociedad en su conjunto) en un modo de pensar permanente en el tiempo. Nos marca un rumbo imperecedero jamás sustituible y a él se ha de sumar la creatividad. De ahí nace nuestra calidad, nuestra excelencia, la solución a problemas estratégicos, la cohesión de los equipos de trabajo, etc.
Primera columna: la filosofía a largo plazo.
PRINCIPIO 1. BASE SUS DECISIONES DE GESTIÓN EN UNA FILOSOFÍA A LARGO PLAZO, A EXPENSAS DE LO QUE SUCEDA CON LOS OBJETIVOS FINANCIEROS A CORTO PLAZO.
Este principio reemplaza la toma de decisiones a corto plazo. Toda la empresa mantiene un propósito común superior al de ganar dinero centrándose en la búsqueda de generar valor para el cliente, para la sociedad y para la economía.
Este principio nos permitirá evaluar toda la función de la empresa según su capacidad de generar valor, incluyendo la creatividad.
La figura del líder, del empresario o del gerente es esencial para alcanzar el cumplimiento de este principio ya que es la persona encargada de llevar a la empresa siempre a un nivel superior sin abandonar jamás el ADN de la compañía. Es el responsable de decidir el propio destino de la empresa y ha de confiar en sus propias habilidades para mantener y mejorar las de otros que generen valor añadido. La creatividad es una fiel aliada para imaginar y dar forma a ese futuro.
Este principio es la piedra angular del éxito de toda empresa. ¿Cuántas veces sometemos nuestros principios a lo urgente o al rendimiento económico del momento? Si lo pensamos bien los problemas comienzan cuando hemos abandonado la perspectiva de futuro y caemos en el desierto de las pequeñas decisiones que desequilibran nuestro inicial proyecto.
