Previous slide
Next slide

Mercado de Hábitos II

En este post (continuación del mercado de hábitos parte I)  me gustaría ofrecerte doce elementos de análisis para que puedas determinar un hábito en toda su dimensión. No olvides que siempre hay huecos de oportunidades escondidos en los lugares más insospechados. Preguntas como ¿por qué?, ¿y si? O ¿es posible? te ayudan a identificar vías de transformación y conexión para estimular tu imaginación y obtener nuevas ideas.

  1. Motivación: ¿por qué está el individuo enganchado al hábito?

  2. Encendido: ¿qué circunstancia/s activa/n el hábito?

  3. Antes: ¿qué ocurre inmediatamente antes de integrar el hábito?

  4. Tiempo: ¿cuándo se lleva a efecto el hábito?

  5. Duración: ¿durante cuánto tiempo está enganchado al hábito?

  6. Lugar: ¿dónde se materializa el hábito?

  7. Personalidad: ¿qué rol asume quien interactúa con él?

  8. Colaboradores: ¿con quién participa en el hábito?

  9. Modo: ¿cómo se materializa el hábito?

  10. Resultado: ¿qué experimenta al interactuar con el hábito?

  11. Apagado: ¿cómo termina el efecto del hábito?

  12. Después: ¿Qué ocurre inmediatamente después del hábito.

 EL MERCADO DE HÁBITOS parte I

Por tanto, pregúntate si puedes diseccionar los principales hábitos de tu idea en atención a estos parámetros. Visualiza nuevos escenarios, ¿puedes alterar alguno de los elementos? Si lo haces, ¿qué intuyes que ocurriría?, ¿qué conclusiones obtienes entonces?

Los hábitos son elementos claves en nuestros modelos de negocio. Exigen nuestra plena atención, no solo en la fase de diseño de nuestra solución sino a lo largo de su desarrollo. Si un hábito sufre un cambio significativo y no hemos sido capaces de percibirlo nuestra solución puede estar herida de muerte. Así, el hecho de que los hábitos interactúen como enlaces interconectados con una solución integrada, exige ampliar el campo de visión a todo aquello que incide en una respuesta.

Asimismo, el hábito garantiza una base sólida sobre la que edificar nuestra propuesta de valor así como el canal principal para garantizar la fidelidad de nuestros clientes y, de una manera significativa, en la constitución de comunidades de los llamados “clientes evangelistas”.

 ¿Cómo medir el hábito para determinar su importancia en el diseño creativo?

Nir Eyal y Ryan Hoover en su libro Enganchando, cómo construir productos y servicios exitosos que formen hábitos determinan una zona de hábito que se genera por dos factores: la utilidad y la frecuencia entre las que se circunscribe un hábito.

  1. Cuánta mayor utilifad ofrezca una solución, mayor impacto generará en nuestro cliente

  2. Si la frecuencia es muy repetitiva, tendremos mayor poder de atracción

No obstante, hemos de añadir un tercer elemento: la intensidad, que introduce un componente de anclaje para determinar el valor de impacto en el momento de activarse, es decir, mi interés real en que el hábito se satisfaga.

Desde la fase de ideación tenemos que preguntarnos: ¿Cuál sería la zona de hábito de mi propuesta en función de los tres elementos planteados? ¿Qué utilidad aportaría realmente a nuestros clientes? ¿Con qué frecuencia? ¿Con qué intensidad?

Las respuestas a estas preguntas nos constriñen a ofrecer un nivel cada vez más alto de respuesta a los tres elementos. Por eso, y aquí se encuentra la auténtica clave de la ideación disruptiva, intuimos que hemos de satisfacer una serie de hábitos ligados al principal para satisfacer al cliente plenamente.

A modo de reflexión final: aproxímate a la solución que tienes en mente analizando todos los hábitos que inciden en la misma. Identifica de qué manera tu propuesta de valor incrementa la utilidad, la frecuencia y la intensidad de respuesta a los hábitos implicados.