“Haz entrar a los payasos” es el título de una canción de Stephen Sondhein (“Send in the clowns”) que siempre me ha inspirado. No solo por ser totalmente aplicable a la vida personal – yo de hecho dicha expresión la suelo emplear como eslogan icónico en mi WhatsApp – para oxigenar y cambiar el ritmo a lo cotidiano, también por su implicación en el proceso creativo.
Hay actualmente un pensamiento muy manido que alienta a reírse de uno mismo. Numerosos conferenciantes y contertulios de televisión lo usan sin ningún disimulo. Dudo que a alguien realmente le guste reírse de sí mismo – tirarse piedras contra su propio tejado – por la sencilla razón de que esta frase sería sin ningún género de dudas vilipendiada si la empleásemos sobre cualquier otra persona. Tenemos la seguridad de que la base del respeto al otro se sustenta en identificar su propia idiosincrasia. También me gusta pensar que nuestro esfuerzo por crecer y mejorarnos nos lo estamos tomando en serio.
“Haz entrar a los payasos” se ajusta más a nuestra realidad personal tantas veces monótona, tantas veces lineal, a esa misma realidad que adormece a nuestros negocios. “Haz entrar a los payasos” es hacer pasar hasta la cocina el aire fresco necesario y el cambio de perspectiva que necesitamos para contemplar los elementos, hechos y situaciones desde nuevos enfoques personales y profesionales pero con un importante toque desinhibido; y desde esta dimensión lanzar todo el arsenal de nuestro bagaje experiencial, intelectual e imaginativo.
Este enfoque es totalmente necesario en metodologías como Design Thinking en donde tras alzarse sobre el necesario pedestal de la observación es igualmente necesario desaprender infiriendo perspectivas originales que se alcanzan facilitando la entrada de ingenuos payasos. Obtener el lado cómico, sensitivo, ridículo, atemporal, deformado, explosivo, etc. de lo observado procura avanzar hacia lo extraordinario, hacia el “Vuja de” inspirador.
En el fondo la inmensa mayoría de los avances originales de modelos de negocios en la actualidad – aunque me atrevería a afirmar que en la inmensa mayoría de los avances de la humanidad ¿o no lo era ir a las Indias por el otro lado o correr sobre cuatro ruedas en lugar de sobre un caballo? – son el resultado de hacer el payaso bajo la carpa circense de los modelos de negocio y sobre la arena estratégica de las industrias tradicionales: clases (online) sin profesor, dispositivos móviles en donde la finalidad de telefonear es circunstancial, viajes aéreos a bajo coste – eso sí, si permites que te vendan lotería y seas un experimentado contorsionista acomodándote en el asiento asignado -, fotos que no tengo la intención de revelar jamás – estoy pensando en aplicativos como Instagram -, conformar un pensamiento que puede generar millones de seguidores simplemente con una tirada a tiempo real de 280 caracteres cada cierto tiempo, subir tu propia tarjeta de crédito a un mundo desconocido. La lista es interminable. Todo suena a risa.
Por lo tanto y más oportuno que nunca… “¿Cómo están ustedes?”… creativamente hablando.
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