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“Bus, bath and bed y creativamente algo más”

Bus, bath y bed según cierta corriente del pensamiento creativo anglosajón son los tres lugares emblemáticos para generar ideas. De los tres escenarios se desprenden los rasgos comunes de la tranquilidad, comodidad y dejar hacer – todos ellos con llamativas matizaciones dependiendo de circunstancias puntuales, añadidas y relacionadas con la propia persona o su entorno más cercano – como elementos más característicos para dar entrada a ideas originales desde una creatividad que podíamos definir sin ningún género de dudas como espontánea.

 

En este sentido, por si alguien pudiera caer en el error, pasar una mayor parte de nuestro tiempo a la caza de lo novedoso y original debidamente esperanzados en dichos espacios de placer no es garantía de éxito. Toda creación original, según la neurocientífica Wendy Suzuky de la Universidad de Nueva York, requiere una memoria del trabajo – que tiene presente cierta información mientras se intenta resolver un problema -, flexibilidad cognitiva – permite alterar entre modos de pensar y reglas diferentes – y una atención dirigida – capacidad para centrar la atención en una idea, un elemento o una ubicación espacial particular durante periodos de tiempo prolongados. Sin esta fase previa, desarrollada consciente y metodológicamente, o no, pero siempre ha de llevarse a cabo, el milagro de la idea única no se alcanza jamás. Al final, bus, bath y bed son momentos de eclosión, momentos serendípicos que precisan que el coche haya sido arrancado, que su mecánica, electricidad y resto de la tecnología funcionen correctamente y que haya rodado durante bastante tiempo sobre una carretera sinuosa.

 

Este enfoque, refrendado con numerosas investigaciones, nos invita a prestar atención a otro tema importante: derriba el mito de que no todas las personas son creativas. La clave está seguramente, no tanto en hacer hincapié en aquello en lo que todas las personas coincidimos – ir al baño y dormir – o pudiéramos coincidir en determinados momentos – viajar en autobús – sino en interiorizar la manera de interactuar metodológicamente con los hechos que damos por válidos y correctos desde la perspectiva de esos tres planos. Algo que en última instancia se traduce en…

 

  • calidad de la información,
  • tratamiento de la información y
  • profundización en la información.

 

Nuestro esfuerzo por mejorar nuestra capacidad creativa ha de ligarse a mejorar estos tres aspectos desde la definición, consecución y tratamiento continuado de un estilo propio creativo. Un estilo propio creativo que requiere la introducción de un importante elemento reflexivo lo suficientemente fresco y adaptable para identificar lo genuino, lo accesorio, lo irremplazable y lo ausente en cada uno de esos eslabones que conforman la cadena creativa antes de alcanzar el éxito. Después, y no antes, viene el viaje hacia lo original en el bus, la evacuación en el retrete de la idea maravillosa o el descubrimiento sin igual durante un apacible sueño bajo las sábanas.