Previous slide
Next slide

“Bajo las sábanas”

Me gustaría aventurarme en un campo creativo por descubrir y que con toda probabilidad será el escenario de avances significativos en el futuro – desconozco si más o menos próximo – y cuyo horizonte resulta complicado atisbar en donde podría llegar a concluir.

Resulta llamativo, si echamos un vistazo a cualquiera de nuestros estilos de vida como seres humanos y en cualquier rincón del mundo, reconocer que nuestra relación directa con él parece circunscribirse a dos cuartas partes de nuestra jornada diaria, semanal, anual… Es como si nuestras horas de sueño levantaran un muro infranqueable, una desconexión que no depende directamente de nosotros y en la que poco podemos interactuar. Existen numerosas investigaciones que tratan de explicar el valor de estos momentos de descanso profundo insustituibles para nuestra salud y calidad de vida, algo que jamás podremos ignorar, entre muchas razones porque nuestro inconsciente lleva a cabo una función irrenunciable de relectura y comprensión del mundo en el sentido más amplio posible de la acepción.

Pero podríamos preguntarnos si debemos conformarnos solo con un cálido edredón o un pijama o una suave sábana o la cercanía también desconectada de una persona durmiendo a nuestro lado como los únicos vínculos innovadores para esa ingente cantidad de horas y tras  tantos siglos de cumplir con nuestro humano letargo diario.

¿Sería posible interactuar con esas horas desde una dimensión científica y a la vez más útil como poner a punto nuestro organismo, limar adicciones o, por ejemplo, llevar a cabo chequeos médicos que verifiquen nuestra salud? ¿Podemos llegar a pensar en un descanso que transmitiera conocimientos concretos a nuestra red de contactos o hacer presente todo nuestro cariño a nuestro padre anciano que reside a cientos de kilómetros? ¿Y cabría la posibilidad de descansar en la isla más paradisiaca, sentir como las olas acarician nuestros pies, oler y saborear un aromático café junto a los campos Elíseos o recuperar-rememorar los recuerdos más maravillosos de nuestra infancia?

Desconozco que resultado dieron aquellos cursos de idiomas que aprovechando el sueño y un reproductor de casetes te prometían levantarte dominando una segunda lengua e imagino que también con cierta jaqueca. Yo hablo de descubrir un nuevo escenario ahora que ha llegado el Internet de Todas las Cosas y ciencia y tecnología además de avanzar exponencialmente aportan sinergias muy enriquecedoras. Este toque humano para ambas sería fantástico.

Seguramente, llegará un día en que conquistaremos el sueño y ya no tendremos excusa para levantarnos con mala cara, hasta ese momento… sigamos soñando creativamente aunque sea despiertos.